lunes, 15 de abril de 2024

El trapiche y mis recuerdos.

 Hace unos días salimos a caminar por uno de esos lugares extraviados entre olvidos y nostalgias de los que ya la mayoría no conoce o, ni se acuerda.

 Con las manos flageladas por los años de arduo trabajo, un paladar inquieto y su mirada hacia un panorama tan lejano y subestimado se encontraba don Fulgencio, frente a su viejo trapiche con caña, sin panela y sin aliento.

 ¡Se acabó el trapiche! Qué desgracia para nuestros recuerdos, dijo el hombre…

 


Cuando niños jugábamos en todos los lugares posibles del campo, pero había uno especial para nosotros, era el trapiche, por su olor a caña fermentada que nos mantenía embebidos o embriagados con su aroma.

 Para nuestras almas campesinas el trapiche era el lugar preferido para visitar, nos parecía un lugar mágico, pues nos reactivaba la vista, el olfato, el paladar, el oído; y sobre todo los recuerdos de una niñez divertida y productiva en cuanto a ideas locas.

 En sus enormes fondos bullía el guarapo, a cientos de grados Celsius, se transformaba en miel o panela, la cual nos alimentaba la vida llenándonos de energías para recomenzar las aventuras cada día.

 Cada que veo un trapiche desde la distancia puedo observar el vapor fluyendo a borbotones hacia el cielo. Junto a él se van todos los olores y sabores.

 En los trapiches se encuentran los misterios bien escondidos, pero están a la vista de los observadores. Y todos sabíamos cómo se sucedían las cosas, y cómo se conjugaban todos los elementos.

 El agua como principal elemento de la vida, la caña, elemento portador de todos los olores y sabores, las mulas de carga, quienes las transportaban desde las lejanías hasta el molino.  

 El trapiche era un lugar amplio y generoso, sin paredes ni puertas que encerraran o atraparan las ideas avanzadas de niños traviesos y soñadores de alegrías y libertades.

 Por allí entraba el sol, el aire fluía libre, entraban los obreros con sus mulas cargadas de caña, igual que entraban todos los bichos deseosos de endulzar sus vidas y su casa.

 El trapiche es un lugar fantástico para toda clase de espectáculos, vivo y lleno de colores y sabores, donde se entremezclan todos los movimientos, tales como: descargar las bestias, echar la caña al molino, recoger y amontonar el bagazo, pasar de un fondo al otro el guarapo, hacer correr el melado por los canales, batir un alfondoque o batidillo, empacar la panela en ramas de caña o en cajas. En fin, allí danzan todas las artes y los movimientos.

 Definitivamente allí los movimientos todos son arrítmicos, bruscos y llenos de inarmonía, desbordantes de soberbia, que parecen gritar: “todo esto es hechura de las manos de los valientes”.

 El ojo y sus visiones, la memoria de largo plazo que en realidad es muy corta, el camino de los arrieros que atraviesan potreros y pastizales, las barriadas que se forman por el paso de los animales.  

 Ahora, envés de molinos movidos por mulas son motores eléctricos, la caña se transporta en camiones o tractores, y los obreros se reducen a la mitad o menos.

 Pero ahora están vigentes la dura prohibición de libertad en los trapiches, y se han convertido en calurosas fatorías.

 El otro problema que juega en contra de los trapiches es el precio de la panela, que baja cuando a los grandes compradores se les antoja. Por lo que es mejor dejar perder la caña o no sembrarla.  

 Nuestros cañales se encuentran por laderas hostiles pero fértiles tanto como en los valles pródigos de nutrientes en donde depositamos nuestra fe y trabajo de cada día. Cuando nuestra labor es persistente siempre dará fruto, y esto es lo que se ve en los cañadulzales.

 Sembradíos, trapiches y comidas.

 


Mientras permanezcan los obreros frente a sus cultivos, aquellos amantes empedernidos de los frutos que la madre tierra concede a quienes las cultivan, las entrañas de la tierra nos proveerán de sus formas inimaginables de sabores y olores conocidos o irreconocibles, aun así, diferenciables unos de otros.

 Los cantos y carcajadas entre surcos sembrados de caña y otros cultivos, encontramos alardeando a campesinos y a sus fieles escuderos, sus mulas de carga y perros compañeros; trabajando y disfrutando de sus deliciosos y ancestrales alimentos. Sus inmensas arepas con yuca y carne asada en sus anheladas medias nueves o también llamado el “puntal” por acá en nuestras tierras; haciendo del trabajo campesino todo un deleite.

 Aquellas ancestrales recetas ya olvidadas o escondidas entre recuerdos de un pasado que no se olvida, han ido dejando tras bambalinas una nostalgia por la comida de la abuela y los recuerdos de la juventud en el campo y todo lo que ello significa a nuestro ser interno.

 Una felicidad extraviada por los años, disimulada con los aromas modernos, el maíz que más de uno molió en esas máquinas de dar vueltas, pero que al volver a casa de nuestros ancestros y probar la comida que la abuela o mamá hacían, nos transportan a épocas remotas donde todo sabía a gloria; porque la separación agobia.

 Y he aquí la pregunta.

¿Cómo es que después de tal grandeza de nuestra tierra, termina reducida a poco más que un recuerdo revivido en ocasiones, cuando a ella volvemos?

 Pero, como dijo el anfitrión de este bello momento. Los hijos crecieron y se fueron lejos, de esta forma nuestras manos expertas se fueron quedando solas y sin alientos. Y ellos, nuestra descendencia cruzando el camino viejo, partieron a nuevas tierras, buscando otros horizontes más de acuerdo con sus conocimientos.

 Es entonces cuando la belleza de los recuerdos surge de entre lo más profundo de las cenizas al contacto con las brasas que saltan nerviosas, cuando volvemos a tierras de nuestros ancestros, aquellas que sustentan ilusiones y alimentan a familias enteras.

 Memorias con aroma a humo

Luego de comer arepa de maíz pelao con tinto y guarapito, nos quisimos marchar de aquel lugar sin antes dar las gracias a quienes con sus manos las habían fabricao.

 Y ¿cómo le hacen ustedes, para que estas delicias me recuerden a mi abuela y a tantos familiares que en mi pasado habían quedado? Pregunté un tanto emocionado.

 Más de 50 años de experiencia quemándonos las manos, moliendo el maíz y junto con mi esposo, desde la mañana hasta el oscurecer trabajando sin dar queja, ese es el secreto de la abuela, la suya, la mía y la de todos en el campo, que le dan sabor a vida y alegría a la comida.

 El café, la arepa, los molidos, los envueltos, las hayacas y todo lo que por acá se cultiva, como la caña de azúcar, las vacas y la sandía.

 Aunque lamentamos sí, las costumbres perdidas, la falta de obreros como en aquellos tiempos memorables, damos gracias a Dios y decimos: “bendito sea el señor” que nos tiene sanos y salvos.

 Así terminamos aquel día acompañados por buenos amigos una hermosa jornada caminada bajo el inclemente sol de verano.

 Si los trapiches hablaran, cuántas historias nos contarían, pues sin boca ni pensamientos nos dejan todo a la imaginación de quienes nunca por allí vivieron.

 Si un día te sientes abrumado por tu pasado, “sal y camina hacia tus recuerdos”.

 Permite que el contacto con la naturaleza, el verdor de su grandeza, el canto de las aves, la brisa que atraviesa la copa de los árboles que hace cantar hasta el más triste de los mortales, y saca corriendo el hambre de los que están amparados por la pobreza.

 Con los cuentos de los abuelos se distiende el alma y la espalda al mismo tiempo, dejando listo el cuerpo para seguir con la labor ya sea al medio día o al caer el tiempo.

 Esta es la forma más factible de entablar vínculos con quienes se encuentran lejos, narrando y describiendo las experiencias vividas cuando salimos a recorrer el mundo, solos o acompañados con nuestros recuerdos, a lugares de este mundo donde el cielo se conecta con la tierra en cada momento. 

 


Al final del día, nuestra caminata fue algo bastante extraño, muy diferente a la de otros días. Recorrimos 9 Km en casi cinco horas, de bajada y de subida, se varó un caminante y tocó bajarlo en guando desde por allá arriba.

 Pero como diría don Fulgencio, gracias a Dios por este bendito día, porque todo salió bien, no hubo muerto ni herido, tan solo fue el cansancio de un caminante a quien sus piernas no le daban un paso más por lo duro de la travesía.

  



 JoseFercho ZamPer.

domingo, 18 de febrero de 2024

Caminar desarrolla tu inteligencia emocional.

 


Lo bueno de la inteligencia es que se puede desarrollar y aumentar, y nos ayuda a ser más exitosos, porque nos mejora las emociones y nos ayuda a trabajar de forma organizada y productiva.

La inteligencia no solo tiene que ver con el coeficiente intelectual, sino que nos conectan con distintos talentos y habilidades, tales como:

Las palabras y el lenguaje, que nos ayudan a comunicarnos mejor. 

-    La Lógica matemática, es el tipo de inteligencia que ayuda a resolver problemas, a tener un pensamiento lógico y a identificar patrones.

-    La Interpersonal e Intrapersonal, te permite resolver conflictos y ver hacia adentro, ser consciente de ti mismo, de tus emociones y motivaciones.

La Inteligencia Emocional.

Es la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás. También nos permite influir en las emociones de quienes nos rodean.

No se limita a la lógica y la racionalidad; va más allá al comprendernos a nosotros mismos y a los demás. Dado que somos una especie altamente social, esta faceta emocional es crucial para nuestra manera de socializar y nuestras estrategias de adaptación al entorno.

Es un concepto fundamental para comprender la dirección que ha tomado la psicología en las últimas décadas.

Ahora se reconoce que las emociones son intrínsecas a nuestro comportamiento y actividad mental no patológica. La IE nos ayuda a entender cómo podemos influir de manera adaptativa e inteligente tanto en nuestras propias emociones como en la interpretación de los estados emocionales de los demás.

Adaptarnos de manera inteligente a nuestras emociones y a las de los demás.

Comprender de forma clara y racional las emociones.

Conectar con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

La Inteligencia Emocional es un componente esencial para el éxito en la vida, y su estudio nos permite explorar la relación entre la inteligencia clásica y la inteligencia emocional.

 Beneficios de caminar en grupo.

 Se trata de hallar una manera sencilla y asequible de cuidar la salud del cuerpo y de la mente. Caminar ayuda a la prevención de enfermedades cardíacas y diabetes hasta la hipertensión arterial, pasando por evitar el cáncer, mejorar la inmunidad y mucho más.

Lo importante aquí, según los expertos, es crear una frecuencia de unos cinco días a la semana y atenerse a ella para obtener los beneficios de caminar.

Caminar fortalece el corazón, revitaliza la energía y mejora el estado de ánimo. Cuanto más constantes sean tus caminatas, más resultados positivos obtendrá tu cuerpo.

 En otras palabras, una excursión casual aquí y allá es mejor que nada, pero tratar tu rutina de caminar como una parte no negociable de tu día a día te aportará los mayores beneficios saludables.  

 Protege el corazón

Podrás dormir mejor

Aumenta tu inmunidad

Mejora tu estado de ánimo

 Busca a un compañero de caminatas.

 Caminar con un amigo puede ayudarte a rendir cuentas. Alguien que tenga objetivos y un horario similar a los tuyos puede hacer maravillas para motivarte a caminar los días que no te apetece.

Es más difícil saltarse un paseo cuando alguien te está esperando en la puerta para caminar contigo.

 Deja que tu mente divague.

Para mejorar tu estado de ánimo mientras caminas, escucha el canto de las aves, concéntrate en lo que te rodea, desconéctate y camina a un ritmo en el que tu cuerpo se sienta cómodo y productivo.

 Puedes utilizar la caminata como una meditación en movimiento, y cuanto más en sintonía estés con tu cuerpo y tus pensamientos, más provecho sacarás de caminar, mental y físicamente.

 Caminar, andar, marchar... Son actividades que tienen una favorable influencia sobre la salud y en la calidad de vida como una buena alimentación.

 La mayoría de los especialistas aconsejan caminar a todas las edades, pero sobre todo a partir de la edad madura, a partir de los 50 años pues, según diferentes estadísticas, la esperanza de vida de las personas que realizan este ejercicio diario será unos ocho años más de vida comparado con quienes llevan una vida sedentaria.

 Nos relaja, mejora el humor y la sensación de bienestar e induce el cansancio y el sueño reparador.

 Al ser una actividad simple y espontánea, caminar no precisa de muchos conocimientos, pero ciertas recomendaciones para hacerlo bien pueden ser útiles.

 Caminar con la cabeza erguida, mirando hacia adelante, nunca hacia abajo.

La espalda recta y relajada y los músculos abdominales ligeramente contraídos.

 Balanceo de los brazos fluido y rítmico, y movimiento correcto de ambas piernas y pies utilizando en los pasos, el talón y los dedos.

 Al ser una actividad diaria se pueden seguir ciertas rutinas como el tipo de recorrido y el momento del día en que se realiza.

 El contacto con la naturaleza nos aísla y nos relaja y es una terapia muy eficaz para tratar el estrés.

 Caminar es…

Es tener un propósito en la vida por el que desear levantarse cada día: Una fuente de inspiración y motivación para continuar vivo.

Es desconectarse y hallar momentos de relax, aminorar las prisas con las que nos movemos habitualmente, y nos ayuda en la tarea de encontrar el propio yo.

Es hallar nuevos retos que sean alcanzables que motive a las personas.  

Es olvidarse de las distracciones:

Es escoger sitios inspiradores.  

 Pregúntate.

¿Esta actividad le da un propósito y significado a mi vida?

¿Une lo que amo o quiero hacer con lo que necesito?

¿Lo que recibo como beneficio refleja el esfuerzo que hago en esta actividad?

 Cada vez es más difícil tener paz en la vida moderna, porque la ansiedad de hacerlo todo, la ambición de las ganancias desmedidas, nos llevan a un aumento de depresión, ansiedad y soledad. Todo porque, acabada una jornada laboral extenuante, los clientes urgen por respuestas igual que los jefes.

 Prácticamente, nos ahogan, no nos dejan respirar, nos aceleran, por falta de compañerismo; así es imposible hallar comunión entre familia y trabajo.

En resumen, caminar acompañado no solo es una actividad socialmente agradable, sino que también tiene beneficios significativos para nuestra salud física y mental.

 

Feliz día amigo caminante, que halle nuevas sendas para tu vida.

 

JoseFercho ZamPer

 

 

 

 

domingo, 9 de julio de 2023

Sobre el Encuentro Nacional de Caminantes Filandia 2023.

 ¿Qué tipo de caminantes somos?

 El amor es la mejor parte de todas las historias.

 El pasado miércoles 28 de junio en la noche, emprendimos el viaje hacia Filandia Quindío. Con la intención de participar en el XXI Encuentro Nacional de Caminantes 2023.

 Al respecto, puedo decir que el viaje estuvo bastante suave y ligero, la llegada fue alrededor del mediodía. 

 Muy probablemente, para el resto del mundo, este evento no es algo relevante, pero para los caminantes sí. “Es algo que debamos celebrar”. 

 Afortunadamente estos eventos no generan emisiones de gases de efecto invernadero, pues allá se va es a caminar. En la historia de los humanos siempre hemos echado pata para cruzar caminos y puentes y así poder llegar al lugar que habitamos ahora.

 Según los perfiles migratorios existentes, los migrantes son caminantes con vocación, personas que caminan en busca de una mejor vida en otro lugar.

 El propósito que inspira y motiva a un caminante para asistir a un encuentro es el compartir con un gran grupo de personas que practican el mismo jobi.

 No es mi intención especular sobre las bondades de los encuentros de caminantes, lo que me motiva es agradecer a todos mis compañeros con unos sencillos comentarios sobre lo bueno que se pasa allí.

 Me encanta observar a las personas, a los animales y a los paisajes con los que uno se encuentra a lo largo y ancho del camino.

 Algunos tardan mucho tiempo para llegar, otros lo hacen más rápido, lo que, a veces deja a algunos contrariados, mostrando así de que materia están hechos. Siempre me sorprenden aquellos caminantes que, provocan la ira de sus compañeros, también me producen alegría aquellos que se saben divertir caminando como yo.

 Tengo mi particular frustración al no poder motivar a mis compañeros para que no pierdan el entusiasmo cuando las jornadas se ponen algo pesadas. Pero con mis entrañables amigos, hemos de luchar para superar lo insuperable. No siempre tengo el placer de poder compartir con todos los caminantes que he conocido en eventos anteriores, pues ellos pernoctan en otros lugares del pueblo.

 Es muy bueno oírlos hablar de los Caminos recorridos en nuestro pueblo, me llenan de alegría y de placer. La mayoría de ellos han recorrido muchos otros caminos y no les da pena exponer las características que identifican un buen camino.

 Aunque sean duros algunos tramos, la belleza de sus paisajes y los contrastes del camino obligan al caminante a mirar para sus adentros y dialogar consigo mismo, y manifestar sus sentimientos a las personas con quienes comparten la jornada.

 Al llegar a los puntos de descanso o de reagruparse, se toman los alimentos necesarios para continuar su peregrinaje. Y vaya que la felicidad más sincera nos alegra el cuerpo al momento de reponer las energías consumidas por el calor y por el esfuerzo al caminar.

 Esas viviendas familiares que se hallan en los campos colombianos nos llenan de regocijo, pues sus moradores con su gran amabilidad y bondad nos reciben alegres y dichosos por nuestra visita.

 Cada caminante interpreta los momentos que vive en el camino, aun siendo la misma distancia por recorrer, lo que cada uno vive es diferente, hasta los mismos kilómetros nos pueden parecer alucinantes.

 Tras un primer sendero unos cuantos despistados se inclinaron por salirse del camino y sus actos les revelaron que la desobediencia trae consecuencias como la alucinación de nuestra mente. ¿Qué otra cosa podría ser?

 Debemos cuidar mucho al niño que llevamos dentro. No hubo dama que no se enamorara del niño a tal punto que solo a los cuatro años comenzó a caminar, ya que se mantenía en brazos de cada mujer que lo veía.

 El colorido de sus ropas y la alegría desbordante de sus rostros, impregnaron nuestro pueblo, decían muchos habitantes de Filandia.

 Mi destino, marcado por los astros es inmutable. Siempre rodeado de bellas damas. La vida, a veces nos hace regalos no siempre esperados, pero sí muy bien recibidos. Te doy Gracias Señor.

 Esta es la cuesta que tengo que salvar, aproximadamente a mitad del camino a recorrer hoy. Los valles y montañas esperan a los hombres, sobre todo a los buenos caminantes.

A lo largo de la Historia hemos visto personas que se han divertido caminando con una mochila a las espaldas, en solitario o en grupos.

 Esos momentos están cargados de deseos que impulsan a subir la próxima colina o a llegar más allá. En realidad, son momentos románticos de forma imprecisa como anhelo o añoranza de algo intangible e inexpresable.

 Siempre hay razones que nos impulsan a lanzarnos a los caminos con el deseo de disfrutar momentos de felicidad junto a los demas compañeros. Cuando respiramos profundo los músculos y la mente funcionan al unísono, y los sentidos se agudizan.

 Cuando camino por ahí veo colinas, nubes, potreros, vacas, aves y gente, me gusta meditar cuando camino, de allí surgen mis mejores ideas.

 Siempre he estado enamorado, esa emoción me impulsa a mejorar cada cosa que hago, y las cosas que antes me disgustaban o me preocupaban van perdiendo fuerza.

 El mundo nos lleva a elegir alternativas peligrosas, que hacen de la situación algo peor. No obstante, hay que considerar que los seres humanos deberíamos tener cuidado con lo que elegimos para que no dominen nuestras emociones.

¡Qué hermoso es este silencio!”, beneficia a la humanidad sin ponerla en peligro.

 Cuando nos invitan a caminar por lo general estamos dispuestos, pero a la hora de la verdad se reportan muchos indispuestos.

 El camino siempre está ahí esperando, aunque muchas veces se hace invisible en medio de la maleza, pero, según la necesidad nos abrimos paso por medio de ella. Caminar siempre será grato cuando lo hacemos con los amigos.

 Si usamos nuestra inteligencia y nuestras habilidades y aprendemos a confiar los unos en los otros, el mundo será pequeño para recorrerlo, y así descubriremos la belleza y la complejidad de la vida humana.

 Somos fruto de la naturaleza, debemos respetarla y quererla como se merece.

 El caminante es ecologista y filósofo, siempre reflexionando profundamente sobre el cuidado de la naturaleza y su relación con nuestro entorno natural.

 Vivir una estrecha relación con ella nos hace verdaderos caminantes, al conectarse con la naturaleza nuestra salud mental se ajusta, se restaura y logra la unión con el alma.

 No entiendo por qué no comprendemos que la naturaleza y nuestros cuerpos son una misma cosa, la vida es animal y vegetal, pero si miramos con los ojos del alma descubriremos que la vida también es espiritual.

 Debemos restaurar ese sentimiento de pertenencia al entorno natural. Una vida apartada del mundo natural nunca será una experiencia que merezca la pena contar.

 En ocasiones nos encontramos metidos en una realidad asfixiante que no nos permite experimentar aquello que nos gustaría, pero, hay una creciente preocupación por el cuidado del mundo.

 Todos vivimos en una especie de sueño continuo, cuando nos despertemos sentiremos un pinchazo perturbador, “es la realidad”.

 Nuestra mente necesita un pinchazo de realidad, una variedad de jardines que realinee los pensamientos y nos permita entenderla.

 La mente se ajusta a esos pensamientos locos que se han atornillado a su cabeza, creando un mundo inimaginable dándole permiso a ese ser extraño que se esconde dentro de ti mismo; en las aguas negras.

 Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque hubiese motivos suficientes, pero no me puedo imaginar algo distinto a la paz del camino, a la vista desde la cima de una montaña, o al cariño de la gente con los que camino.

 La ciudad resurge de las cenizas cuando nos retiramos al monte, a la naturaleza en busca del equilibrio del alma.

 Antes de terminar la caminata, me encontré con un grupo de personas que rodeaban la montaña en busca de un respiro en medio de la naturaleza. Sin duda alguna se hubiesen perdido tratando de hallar el camino para subir, creo que se dieron cuenta de que no podían hacer nada y decidieron aceptar mi ayuda.

 La muchedumbre se apartó un tanto y aproveché la oportunidad para abrirme paso.

 A mis espaldas la cuesta que voy a subir, unos 400 metros. Pendiente un 30%, siempre he defendido y lo sigo haciendo que, no hay mejores consejeros y cuidadores de nuestra salud, que subir y bajar la montaña.

 «No hay quien conozca la burra como el que la monta». Después de un examen a profundidad el dictamen es:

 “Está usted capacitado para seguir subiendo y bajando al cerro todas las veces que se le antoje.”

  

Caminata 5 Buenavista.

 A las 5 am del viernes llegamos al parque a tomar el bus para salir a la caminata, y como siempre, unos llegan a tiempo y los otros no. A las 5 y 30 salió el bus hacia el sitio de partida. Quedaba lejos pues recuerdo haber dormido un rato.

 Salimos a las 7 am de dicho punto cuyo nombre no recuerdo bien, pero era algo verde…

El día estaba freso y un tanto nublado, lo que nos permitió caminar sabroso.

 Durante varios kilómetros había cultivos a lado y lado del camino como; café, aguacates, cítricos y algo mas como vacas…

 A eso de las 9 y 30 am después de subir loma arriba llegamos a una casa donde tomamos tinto y algo más…

 Seguimos subiendo hasta llegar a otra casita bien arriba desde donde se observaba el pueblo de Bellavista. Pero desde allí también vimos un grupo de parapentistas, cosa que no estaba en mis planes. Aquí pude tomar fotos a dichos hombres voladores y también a unos pájaros de colores hermosos. Desde este punto nos introducimos en la manigua, un hermoso monte virgen y un tanto salvaje.

 Subimos y subimos sin descanso alguno pues por allí se pierde quien se desvíe del camino, si no esta atento a quien delante suyo transita sirviéndole de guía o de rastrillo.

 Después de un largo recorrido, llegamos hasta donde se encuentra un teleférico abandonado por la desidia, desde donde se ve todo el pueblo y muchos otros a la distancia. Luego de contarnos la triste historia de aquel elefante en ruinas, bajamos hasta donde estaba un grupo de humanos queriendo volar. Era el sitio de donde parten los del parapente. Ya allí la emoción se hizo mas fuerte, pues no solo los vimos a lo lejos, sino que tuvimos la dicha de verlos ahí al lado nuestro y verlos lanzarse al vacío.

 Después de ese momento de alta adrenalina, bajamos al pueblo. Al medio día ya en el pueblo tomé las fotos de cerca a la iglesia del pueblo, realmente es muy bonita.

 

VER FOTOS

 



  

Caminata 7 Entre ciudades.

 

El sábado 1 de julio a las 6 am tomamos el bus y salimos hacia Armenia, allí en un parque hicimos estiramiento e iniciamos la jornada por unas calles hasta llegar al rio, cruzamos por un puente semi colgante.

 Desde aquí comienza la travesía, subimos y subimos por entre cafetales hasta llegar a un caserío, de ahí en adelante tomamos la carretera durante unas 2 horas hasta llegar a una casa donde tomamos jugo de naranja. De allí salimos por otro cafetal luego nos profundizamos en medio de un bosque de pinos hasta llegar a una altura de 2100 metros donde hay una antena de comunicaciones.

 Pero, como todo lo que sube tiene que bajar, comenzó el descenso un tanto pronunciado por montes y barzales, potreros y cafetales hasta llegar a un punto donde se pueden divisar varios pueblos tales como Calarcá, Armenia, Circasia, Salento y algo más.

 Desde ahí divisamos varias águilas en vuelo, una de ellas de detuvo en la copa de un árbol solo con el propósito de dejarse tomar unas fotos.

 Luego seguimos descendiendo hasta el rio Quindío en un punto llamado la Nubia. Allí se soltó un aguacero con bastantes ganas, mientras llovía tomamos tinto, empanada y algunas otras bebidas para acomodar el estómago pues ya eran las horas de almorzar.

 Al cabo de un tiempo mas o menos una hora, reiniciamos el camino, pues aún faltaban unos 5 KM para llegar a donde estaba el transporte de regreso. Ya en el punto llamado cruce de Chagualá encontramos el bus, aquí terminó la carrera.  

 

VER FOTOS





Caminata 12 Circasia Salento.

El domingo 3 de julio a las 6 am, por tercera vez subimos al bus con el propósito de iniciar la tercera ruta de mi encuentro de caminantes. Llegamos a Circasia tipo 7 am, entramos al pueblo, tomamos tinto y algo más, luego estiramos las piernas en el parque, tomamos unas fotos y salimos en busca de la montaña. Al rato nos encontramos con unos compañeros a quienes los habían dejado a la entrada o salida del pueblo.

 Ya reunidos todos, tomamos rumbo a Salento por una carretera veredal hasta llegar a la bocatoma del acueducto de Armenia. Allí había bañistas, y algunos del grupo se animaron a echarse un chapuzón. Al rato cruzamos un puente colgante el cual temblaba tanto que toco pasar de a pocos. Del otro lado estaba un camino muy bonito, luego tomamos la carretera inter-veredal y subimos y seguimos subiendo hasta un mirador llamado “las acacias” donde hay un Coffe Crean, por acá nos encontramos con extranjeros o gringos montando a caballo, ciclas o Mountain bikes.

 Mas adelante retomamos el sendero, una trocha bastante perdida en la maleza lo que nos alegró bastante. Al tiempo volvimos la carretera hasta llegar a Salento.

 FOTOS

 

 

JoseFercho ZamPer

lunes, 17 de abril de 2023

Santander y sus Caminos

 Mi experiencia con el libro 

Generación de un diagnóstico de la situación actual de los caminos históricos de Santander


El sábado 15 de abril, tuve el agrado de participar en el lanzamiento del libro digital Titulado;

Generación de un diagnóstico de la situación actual de los caminos históricos de Santander.

En la hermosa y siempre ponderada ciudad de Barichara Santander, por ser "El pueblo más lindo de Colombia", y Monumento Nacional.

Este libro fue escrito por los señores: Edwin Gómez Serrano, Víctor Guillermo Sarmiento Prada, Alex Garzón Contreras y Gilberto Camargo Amorocho; quienes se han propuesto como meta dar a conocer la memoria histórica en nuestro Departamento, a través de sus caminos. Mi gratitud con ellos.

Este es un evento de gran importancia para los caminantes del país, se espera que en la medida en que se restauren más y mejor nuestros caminos reales, ancestrales y de herradura, podamos echar pata ventiada y sin restricciones por nuestro departamento de Santander, con toda confianza y comodidad.

 Reabriendo los caminos.

Todo nuestro país es un gran destino turístico de caminería, debido a la ubicación geográfica privilegiada que se evidencia en su biodiversidad y en una gran variedad climática que lo hace todo un paraíso natural. Nuestra riqueza paisajística, arquitectónica y cultural, antiguos caminos coloniales, y la amabilidad de su gente, nos hacen únicos.

 Mi anhelo es poder un día salir, bien sea solo o acompañado, a recorrer Santander por sus caminos ya restaurados y con sitios geniales en donde pasar la noche y descansar. Además de tertuliar con la gente cálida y amable de cada lugar a donde vayamos, y observar el verde de las montañas, el colorido de las aves que desfilan a lo largo de nuestros recorridos, para alegrarnos la vida. Eso es lo mejor para quienes salimos a caminar al aire libre.

 Los agüeros, los mitos y las leyendas hacen parte de la cultura colombiana, los diablos, las brujas y demas espantos hacen parte del acervo cultural e historia de los pueblos por donde caminamos cada día.

 Nuestras cordilleras nos regalan un paisaje bastante quebrado y variados pisos térmicos, ríos y quebradas adornan las montañas y los valles con sus brillantes aguas. Por allí podemos respirar litros y litros de aire puro, tonificar los músculos, aliviar las dolencias del cuerpo y del alma, fortalecer las articulaciones y relajar el espíritu.

 Camino a Guane.

 Desde Barichara salimos a Guane por un camino tan genial que, parece que por allí no pasa el tiempo. Da la impresión de que caminamos por el pasado, pues durante varios siglos sigue siendo el mismo camino, sin modificaciones. Pareciera también que la gente de aquella época antigua es la misma que vive en estos campos a orillas del camino. 

 Durante todo el trayecto se ven cercas de piedra que resguardan el camino y lo mantiene a raya para que nadie lo saque de su curso natural.

 Con una distancia aproximada de 5,5 kilómetros de recorrido podemos encontrarnos con diversas gentes, desde nativos hasta extranjeros, sobre todo en fines de semana porque entre semana casi nadie lo recorre.

 En todo el recorrido podemos observar abundante naturaleza nativa, donde las cabras suelen pastear, tal cual casa a los costados del camino dan cuenta de que aún hay alguien en casa.  

 En Guane sencillamente el tiempo no ha transcurrido, este pueblito es el mismo en que 1605 se estableciera allí la Cofradía de la Natividad de la Santísima Virgen. Es todo un Museo Paleontológico y Arqueológico.

 En una tienda hay un cartel que dice «No tomes viagra, tome leche de cabra».

 Caminar o andar a pie es un don, el cual he practicado más que cualquier otro.

 Cara a cara conmigo mismo, me maravillo al ver la belleza y la gloria de la naturaleza, entonces me apresuro a conquistar las montañas que opacan mi alma.

 Aún existen caminos que nos conducen a alguna parte, por donde alguna vez caminamos en busca de crecimiento y libertad. 

 Los hombres que se esfuerzan se hacen grandes y sus países libres.

 Transitar los caminos empedrados que utilizaron los indígenas siglos atrás, nos transporta a un mundo de cuento, donde se hace posible conocer las tradiciones de los abuelos, gracias a los campesinos de las veredas que se han puesto en la tarea de sacarlos a luz, con herramientas como el pico y la pala, la porra y la hachuela.

 El camino de piedra es un sendero frecuentado por caminantes y turistas porque nos regresa a antiguos lugares y nos evoca a nuestros parientes, vivos o muertos, según existan en nuestra conciencia.

 Caminando vamos en busca de uno mismo, para reencontrarnos y liberarnos de las viejas alienaciones que nos hacían sentir como un “don nadie”, por no poseer un yo auténtico.

 Para mí, los caminos son ante todo una oportunidad de auto realización. Y como lo dice en el libro en mención, el cual seguiré leyendo; yo también quiero seguir caminando.

 Porque, Caminar es…

La primera cosa que un niño quiere hacer y la última que una persona mayor desea renunciar.

Caminar es el ejercicio que no necesita tener gimnasio, es la prescripción sin medicina, el control de peso sin dieta, y el cosmético que no puede encontrarse en una farmacia.

Es el tranquilizante sin pastillas, la terapia sin un psicoanalista, y el ocio que no cuesta un céntimo. Y, además, no contamina, consume pocos recursos naturales y es altamente eficiente.

Caminar es conveniente, no necesita equipamiento especial, es autorregulable e intrínsecamente seguro.

Caminar es tan natural como respirar.

John Butcher, Fundador del Walk21, 1999 Carta Internacional

 

JoseFercho ZamPer.