domingo, 9 de julio de 2023

Sobre el Encuentro Nacional de Caminantes Filandia 2023.

 ¿Qué tipo de caminantes somos?

 El amor es la mejor parte de todas las historias.

 El pasado miércoles 28 de junio en la noche, emprendimos el viaje hacia Filandia Quindío. Con la intención de participar en el XXI Encuentro Nacional de Caminantes 2023.

 Al respecto, puedo decir que el viaje estuvo bastante suave y ligero, la llegada fue alrededor del mediodía. 

 Muy probablemente, para el resto del mundo, este evento no es algo relevante, pero para los caminantes sí. “Es algo que debamos celebrar”. 

 Afortunadamente estos eventos no generan emisiones de gases de efecto invernadero, pues allá se va es a caminar. En la historia de los humanos siempre hemos echado pata para cruzar caminos y puentes y así poder llegar al lugar que habitamos ahora.

 Según los perfiles migratorios existentes, los migrantes son caminantes con vocación, personas que caminan en busca de una mejor vida en otro lugar.

 El propósito que inspira y motiva a un caminante para asistir a un encuentro es el compartir con un gran grupo de personas que practican el mismo jobi.

 No es mi intención especular sobre las bondades de los encuentros de caminantes, lo que me motiva es agradecer a todos mis compañeros con unos sencillos comentarios sobre lo bueno que se pasa allí.

 Me encanta observar a las personas, a los animales y a los paisajes con los que uno se encuentra a lo largo y ancho del camino.

 Algunos tardan mucho tiempo para llegar, otros lo hacen más rápido, lo que, a veces deja a algunos contrariados, mostrando así de que materia están hechos. Siempre me sorprenden aquellos caminantes que, provocan la ira de sus compañeros, también me producen alegría aquellos que se saben divertir caminando como yo.

 Tengo mi particular frustración al no poder motivar a mis compañeros para que no pierdan el entusiasmo cuando las jornadas se ponen algo pesadas. Pero con mis entrañables amigos, hemos de luchar para superar lo insuperable. No siempre tengo el placer de poder compartir con todos los caminantes que he conocido en eventos anteriores, pues ellos pernoctan en otros lugares del pueblo.

 Es muy bueno oírlos hablar de los Caminos recorridos en nuestro pueblo, me llenan de alegría y de placer. La mayoría de ellos han recorrido muchos otros caminos y no les da pena exponer las características que identifican un buen camino.

 Aunque sean duros algunos tramos, la belleza de sus paisajes y los contrastes del camino obligan al caminante a mirar para sus adentros y dialogar consigo mismo, y manifestar sus sentimientos a las personas con quienes comparten la jornada.

 Al llegar a los puntos de descanso o de reagruparse, se toman los alimentos necesarios para continuar su peregrinaje. Y vaya que la felicidad más sincera nos alegra el cuerpo al momento de reponer las energías consumidas por el calor y por el esfuerzo al caminar.

 Esas viviendas familiares que se hallan en los campos colombianos nos llenan de regocijo, pues sus moradores con su gran amabilidad y bondad nos reciben alegres y dichosos por nuestra visita.

 Cada caminante interpreta los momentos que vive en el camino, aun siendo la misma distancia por recorrer, lo que cada uno vive es diferente, hasta los mismos kilómetros nos pueden parecer alucinantes.

 Tras un primer sendero unos cuantos despistados se inclinaron por salirse del camino y sus actos les revelaron que la desobediencia trae consecuencias como la alucinación de nuestra mente. ¿Qué otra cosa podría ser?

 Debemos cuidar mucho al niño que llevamos dentro. No hubo dama que no se enamorara del niño a tal punto que solo a los cuatro años comenzó a caminar, ya que se mantenía en brazos de cada mujer que lo veía.

 El colorido de sus ropas y la alegría desbordante de sus rostros, impregnaron nuestro pueblo, decían muchos habitantes de Filandia.

 Mi destino, marcado por los astros es inmutable. Siempre rodeado de bellas damas. La vida, a veces nos hace regalos no siempre esperados, pero sí muy bien recibidos. Te doy Gracias Señor.

 Esta es la cuesta que tengo que salvar, aproximadamente a mitad del camino a recorrer hoy. Los valles y montañas esperan a los hombres, sobre todo a los buenos caminantes.

A lo largo de la Historia hemos visto personas que se han divertido caminando con una mochila a las espaldas, en solitario o en grupos.

 Esos momentos están cargados de deseos que impulsan a subir la próxima colina o a llegar más allá. En realidad, son momentos románticos de forma imprecisa como anhelo o añoranza de algo intangible e inexpresable.

 Siempre hay razones que nos impulsan a lanzarnos a los caminos con el deseo de disfrutar momentos de felicidad junto a los demas compañeros. Cuando respiramos profundo los músculos y la mente funcionan al unísono, y los sentidos se agudizan.

 Cuando camino por ahí veo colinas, nubes, potreros, vacas, aves y gente, me gusta meditar cuando camino, de allí surgen mis mejores ideas.

 Siempre he estado enamorado, esa emoción me impulsa a mejorar cada cosa que hago, y las cosas que antes me disgustaban o me preocupaban van perdiendo fuerza.

 El mundo nos lleva a elegir alternativas peligrosas, que hacen de la situación algo peor. No obstante, hay que considerar que los seres humanos deberíamos tener cuidado con lo que elegimos para que no dominen nuestras emociones.

¡Qué hermoso es este silencio!”, beneficia a la humanidad sin ponerla en peligro.

 Cuando nos invitan a caminar por lo general estamos dispuestos, pero a la hora de la verdad se reportan muchos indispuestos.

 El camino siempre está ahí esperando, aunque muchas veces se hace invisible en medio de la maleza, pero, según la necesidad nos abrimos paso por medio de ella. Caminar siempre será grato cuando lo hacemos con los amigos.

 Si usamos nuestra inteligencia y nuestras habilidades y aprendemos a confiar los unos en los otros, el mundo será pequeño para recorrerlo, y así descubriremos la belleza y la complejidad de la vida humana.

 Somos fruto de la naturaleza, debemos respetarla y quererla como se merece.

 El caminante es ecologista y filósofo, siempre reflexionando profundamente sobre el cuidado de la naturaleza y su relación con nuestro entorno natural.

 Vivir una estrecha relación con ella nos hace verdaderos caminantes, al conectarse con la naturaleza nuestra salud mental se ajusta, se restaura y logra la unión con el alma.

 No entiendo por qué no comprendemos que la naturaleza y nuestros cuerpos son una misma cosa, la vida es animal y vegetal, pero si miramos con los ojos del alma descubriremos que la vida también es espiritual.

 Debemos restaurar ese sentimiento de pertenencia al entorno natural. Una vida apartada del mundo natural nunca será una experiencia que merezca la pena contar.

 En ocasiones nos encontramos metidos en una realidad asfixiante que no nos permite experimentar aquello que nos gustaría, pero, hay una creciente preocupación por el cuidado del mundo.

 Todos vivimos en una especie de sueño continuo, cuando nos despertemos sentiremos un pinchazo perturbador, “es la realidad”.

 Nuestra mente necesita un pinchazo de realidad, una variedad de jardines que realinee los pensamientos y nos permita entenderla.

 La mente se ajusta a esos pensamientos locos que se han atornillado a su cabeza, creando un mundo inimaginable dándole permiso a ese ser extraño que se esconde dentro de ti mismo; en las aguas negras.

 Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque hubiese motivos suficientes, pero no me puedo imaginar algo distinto a la paz del camino, a la vista desde la cima de una montaña, o al cariño de la gente con los que camino.

 La ciudad resurge de las cenizas cuando nos retiramos al monte, a la naturaleza en busca del equilibrio del alma.

 Antes de terminar la caminata, me encontré con un grupo de personas que rodeaban la montaña en busca de un respiro en medio de la naturaleza. Sin duda alguna se hubiesen perdido tratando de hallar el camino para subir, creo que se dieron cuenta de que no podían hacer nada y decidieron aceptar mi ayuda.

 La muchedumbre se apartó un tanto y aproveché la oportunidad para abrirme paso.

 A mis espaldas la cuesta que voy a subir, unos 400 metros. Pendiente un 30%, siempre he defendido y lo sigo haciendo que, no hay mejores consejeros y cuidadores de nuestra salud, que subir y bajar la montaña.

 «No hay quien conozca la burra como el que la monta». Después de un examen a profundidad el dictamen es:

 “Está usted capacitado para seguir subiendo y bajando al cerro todas las veces que se le antoje.”

  

Caminata 5 Buenavista.

 A las 5 am del viernes llegamos al parque a tomar el bus para salir a la caminata, y como siempre, unos llegan a tiempo y los otros no. A las 5 y 30 salió el bus hacia el sitio de partida. Quedaba lejos pues recuerdo haber dormido un rato.

 Salimos a las 7 am de dicho punto cuyo nombre no recuerdo bien, pero era algo verde…

El día estaba freso y un tanto nublado, lo que nos permitió caminar sabroso.

 Durante varios kilómetros había cultivos a lado y lado del camino como; café, aguacates, cítricos y algo mas como vacas…

 A eso de las 9 y 30 am después de subir loma arriba llegamos a una casa donde tomamos tinto y algo más…

 Seguimos subiendo hasta llegar a otra casita bien arriba desde donde se observaba el pueblo de Bellavista. Pero desde allí también vimos un grupo de parapentistas, cosa que no estaba en mis planes. Aquí pude tomar fotos a dichos hombres voladores y también a unos pájaros de colores hermosos. Desde este punto nos introducimos en la manigua, un hermoso monte virgen y un tanto salvaje.

 Subimos y subimos sin descanso alguno pues por allí se pierde quien se desvíe del camino, si no esta atento a quien delante suyo transita sirviéndole de guía o de rastrillo.

 Después de un largo recorrido, llegamos hasta donde se encuentra un teleférico abandonado por la desidia, desde donde se ve todo el pueblo y muchos otros a la distancia. Luego de contarnos la triste historia de aquel elefante en ruinas, bajamos hasta donde estaba un grupo de humanos queriendo volar. Era el sitio de donde parten los del parapente. Ya allí la emoción se hizo mas fuerte, pues no solo los vimos a lo lejos, sino que tuvimos la dicha de verlos ahí al lado nuestro y verlos lanzarse al vacío.

 Después de ese momento de alta adrenalina, bajamos al pueblo. Al medio día ya en el pueblo tomé las fotos de cerca a la iglesia del pueblo, realmente es muy bonita.

 

VER FOTOS

 



  

Caminata 7 Entre ciudades.

 

El sábado 1 de julio a las 6 am tomamos el bus y salimos hacia Armenia, allí en un parque hicimos estiramiento e iniciamos la jornada por unas calles hasta llegar al rio, cruzamos por un puente semi colgante.

 Desde aquí comienza la travesía, subimos y subimos por entre cafetales hasta llegar a un caserío, de ahí en adelante tomamos la carretera durante unas 2 horas hasta llegar a una casa donde tomamos jugo de naranja. De allí salimos por otro cafetal luego nos profundizamos en medio de un bosque de pinos hasta llegar a una altura de 2100 metros donde hay una antena de comunicaciones.

 Pero, como todo lo que sube tiene que bajar, comenzó el descenso un tanto pronunciado por montes y barzales, potreros y cafetales hasta llegar a un punto donde se pueden divisar varios pueblos tales como Calarcá, Armenia, Circasia, Salento y algo más.

 Desde ahí divisamos varias águilas en vuelo, una de ellas de detuvo en la copa de un árbol solo con el propósito de dejarse tomar unas fotos.

 Luego seguimos descendiendo hasta el rio Quindío en un punto llamado la Nubia. Allí se soltó un aguacero con bastantes ganas, mientras llovía tomamos tinto, empanada y algunas otras bebidas para acomodar el estómago pues ya eran las horas de almorzar.

 Al cabo de un tiempo mas o menos una hora, reiniciamos el camino, pues aún faltaban unos 5 KM para llegar a donde estaba el transporte de regreso. Ya en el punto llamado cruce de Chagualá encontramos el bus, aquí terminó la carrera.  

 

VER FOTOS





Caminata 12 Circasia Salento.

El domingo 3 de julio a las 6 am, por tercera vez subimos al bus con el propósito de iniciar la tercera ruta de mi encuentro de caminantes. Llegamos a Circasia tipo 7 am, entramos al pueblo, tomamos tinto y algo más, luego estiramos las piernas en el parque, tomamos unas fotos y salimos en busca de la montaña. Al rato nos encontramos con unos compañeros a quienes los habían dejado a la entrada o salida del pueblo.

 Ya reunidos todos, tomamos rumbo a Salento por una carretera veredal hasta llegar a la bocatoma del acueducto de Armenia. Allí había bañistas, y algunos del grupo se animaron a echarse un chapuzón. Al rato cruzamos un puente colgante el cual temblaba tanto que toco pasar de a pocos. Del otro lado estaba un camino muy bonito, luego tomamos la carretera inter-veredal y subimos y seguimos subiendo hasta un mirador llamado “las acacias” donde hay un Coffe Crean, por acá nos encontramos con extranjeros o gringos montando a caballo, ciclas o Mountain bikes.

 Mas adelante retomamos el sendero, una trocha bastante perdida en la maleza lo que nos alegró bastante. Al tiempo volvimos la carretera hasta llegar a Salento.

 FOTOS

 

 

JoseFercho ZamPer