jueves, 5 de diciembre de 2024

Siempre caminando.

 

Hay un deporte que no requiere equipamiento sofisticado ni habilidades previas, un deporte que potencia la salud física y mental. Esto también podría desarrollar la confianza en uno mismo.

 La presión social en torno a la salud física y mental está presente en las actividades diarias, caminar es una herramienta para aumentar la confianza y alcanzar salud.

En cada paso usted puede rebelarse contra esos pensamientos críticos que te frenan.

Ese tiempo dedicado a si mismo se convierte en una oportunidad única para reenfocarte y hacer las paces con tu cuerpo.

Estos pequeños logros alimentan un sentimiento de éxito, al sentir la potencia de tus piernas, el ritmo regular de tu respiración y la resiliencia de tu mente ante la fatiga.

No importa lo que parezca, el esfuerzo importa mucho en la jornada.

Un espacio mental para dejarse llevar, para escapar del bullicio de la vida diaria, te ayuda a aliviar el estrés y los malos pensamientos.

Para ello, evita las comparaciones con los caminantes más arrechos, recuerda que estás ahí para ti mismo, y para compartir con los demás.

Colombia es un país lleno de biodiversidad cultural, histórica y turística.

A las afueras de la ciudad podemos observar ríos y quebradas, cascadas de gran belleza natural, llenas de historias y misterios.

Necesitamos aprender a “envejecer con éxito” lo que significa disfrutar plenamente la vida de manera vital y perdurable.

Por ende, debemos tener una alimentación balanceada y contar con jornadas de ejercicio saludable al aire libre.

La salud mental es tan importante como la salud física. Los índices de depresión y ansiedad han aumentado significativamente en la última década, y por eso es muy importante salir a caminar por la naturaleza, a observarla y respirar su aroma.

Además de los anteriores tips para llegar a una vejez vital, se recomienda la reducción del consumo de alcohol, tabaco y demás humos industriales.

Visitar los paisajes naturales siempre será un plan relajante para compartir con familia, pareja y amigos, lugares que serán inolvidables.

 

Cada día veo más gente caminando,

A muchos el médico les recetó este remedio mágico,

porque la población se está engordando.

 

Muchos dicen que caminando

Sus problemas se van esfumando

Esto les permite dejar de pensar tanto

Y así, tomarse un descanso.

 

JoseFercho ZamPer

viernes, 29 de noviembre de 2024

Pasos Comuneros.


 “Crecimos en los caminos, sabemos a dónde ir.”

“Pasos Comuneros” nace en noviembre del 2021, de una necesidad de salud física y mental surgida por la pandemia del COVID 19.

Visión

Rescatar la Memoria de Nuestros Caminos, como escenario perfecto para crear experiencias memorables, y dar a conocer sus recursos naturales.

Misión

Inspirar y motivar a los más jóvenes a pasar tiempo en la naturaleza, fomentar su cuidado y conservar el medioambiente.

 

La Primera caminata se realizó el 21/11/2021 de Socorro hasta Villa Mira.

Participantes: Elsa Victoria Álvarez, Álvaro Fuentes, Carlos Rueda, José Fernando Zambrano, Eneyda Flores, Lubis Álvarez, José Alido Vásquez, Luis Alfonso Cala Y Javier Rueda.

Estrenamos uniforme en la caminata # 4, diciembre 11/2021.


Reflexionar sobre tres años como grupo de caminantes es muy fascinante y nos permite hacer consciencia de tantas experiencias únicas y maravillosas.

Esta actividad nos á permitido conocer diversos lugares, culturas y personas.

El primer año fue un tanto desafiante, luego de salir de una pandemia de casi dos años donde se habían restringido muchas de las actividades grupales, caminar era posible de manera individual.

Cuando comenzamos a salir a caminar, cada lugar nos parecía emocionante, aun siendo conocido. Comenzamos a descubrir la belleza de la simplicidad.

Antes de pandemia, las personas en el camino eran desconocidas e irrelevantes para el caminante, luego de ella, se convierten en amistades duraderas y muy significativas.

Las caminatas se han convertido en parte integral de la vida, es un tiempo para reflexionar sobre las experiencias, los objetivos y propósitos; son un gran tiempo de introspección profunda, de observación y reflexión sobre lo que hacemos por el medio y por los demás en este mundo.

Con tres años de experiencia, hemos desarrollado una increíble resiliencia física y mental. Hemos aprendido a superar obstáculos, a servir al compañero y a disfrutar juntos de la jornada, tanto como de alcanzar el objetivo o destino.

Al final del tercer año, seguimos pensando, ¿A dónde vamos mañana?

Caminar es una maravillosa forma de conectarse consigo mismo y con los otros.

Cada camino cuenta una historia, la belleza de sus paisajes y sus gentes.

Siempre hay un paisaje en mi alma que motiva mi vida.


 “Este es un buen día para caminar.”

 

Ver Fotos.

https://photos.app.goo.gl/MFq1SBje1T1gaHi17

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JoseFercho ZamPer.

 

sábado, 24 de agosto de 2024

Guadalupe

 Encuentro Regional de Caminantes.

 


Leyendas rurales.

 Cuando salgo a caminar por aquellos lugares maravillosos que hay en nuestro hermoso país, como este desde donde escribo hoy, veo y escucho muchas historias y cuentos que pasan a ser leyendas rurales para mí; porque solo en el campo se podrían oír.

 Han sido días oscuros y fríos aquellos que se narran en la historia de nuestros pueblos, aquellos días cuando la violencia se adueñó de las acciones de los hombres, cuando solo se pensaba y se sentía miedo y rabia por las injusticias de quienes acababan con las vidas de los rojos o los azules, según cada región de nuestro entristecido país.

 En otras palabras, realidades que poco conocemos de aquellas regiones que se consumen lentamente en medio del abandono de los hombres y mujeres que los gobiernan, quienes los privan de todo aquello que se requiere para vivir.

 Mientras caminábamos por veredas y parajes alejados de lo que muchos llaman “La civilización”, nuestro guía y acompañante, un vaquiano de la región, nos mostraba como la tierra se va deslizando y desplazando por completo de su lugar acostumbrado hasta terminar en las quebradas y los ríos por causa de la erosión, llevándolos así a una muerte lenta.

 Antes de los guerrilleros estaba los bandoleros, por allá en los 40 hasta los 60 del siglo pasado, luego los guerrilleros se apertrecharon entre las montañas y las cuevas existentes en estas regiones, con el cuento de ayudar al pueblo comenzaron a explotarlo como botín político.

 Todos ellos mataron a padres, madres, hermanos y amigos; luego secuestraron a los hijos para reclutarlos y saquearon sus tierras. Esa ha sido la ayuda para el campesino colombiano, les han negado el derecho a ser personas por medio del miedo, la opresión, la miseria y la persecución.

 Las ciudades colombianas hoy están en las mismas condiciones, atracos en los puentes, sicarios en motos, violaciones, enfrentamientos con la policía, robos de celulares, computadores y toda clase de elementos que las personas poseen.

 El pueblo se está matando entre sí con la complicidad de los gobernantes, nos dice el vaquiano.

 Lo complejo de las relaciones humanas.

 Las relaciones humanas son complejas cuando hay intimidad.

 La intimidad vulnera las relaciones porque aumentan el riesgo de dolor, ya sea por aislamiento o por las heridas mutuas que dejan el vacío y la monotonía de la vida.

 La soledad no es un fracaso personal, es una condición esencialmente humana, pero hay que saberla gestionar.

 Necesitamos tomar decisiones que nos conviertan en los protagonistas de nuestra propia vida, y dueños de nuestro futuro.

 La espiritualidad es el camino para encontrarse consigo mismo, para encontrarle propósito y significado a la vida, puede ser con la religión o sin ella.

 Cada uno la vive a su manera, pero se necesita una forma de construir la vida y las relaciones con otras personas y con el mundo. Tener poder de decisión sobre uno mismo y ser conscientes del propósito y sentido de la existencia.

 La historia de una persona se compone de todo lo que le sucede en el día a día, y se escribe en nuestro diario caminar.

 “las palabras son el hilo con el que se teje el destino”.

“Necesitamos desarrollar un rico lenguaje visual”.

 ¿Cómo sé que el amor no es una ilusión?  Por que siento el viento en mi cara al caminar.

A no ser que se trate de una alucinación en masa.

 Si no dispongo de respuestas reales, es porque todavía no sé qué preguntar.

 No queda mucho más que decir, pese a que no les he contado todo. En todo caso, lo he intentado.

 No te culpes por pensar que el amor era como en las películas, todo color de rosa.

El amor es una historia que se escribe entre lágrimas.

 La resiliencia siempre la ha manejado el ser humano, pues es esa capacidad de recuperarse, de sobreponerse a las circunstancias difíciles, ante la crisis. O me equivoco.

 Y es por la resiliencia que he tenido que afrontarlo y entenderlo.


 Claro que sí, así es, insiste en contarnos sus historias, y todas ciertas, aunque no lo parezcan, por eso me atrevo a contarlas. 

 No me aguante las ganas de preguntar.

¿Y el camino que nos diría, ese cafetal que nos contaría?

 No este camino, sino el propio, el de verdad, el camino real.

 -Ahí por donde veníamos hay una falda a la izquierda, es una selva, dónde se encuentra el personaje, el cachón.

 La gente cuando pasa por ahí se santigua, se hacen la señal de la Cruz delante de las cruces. Mire usted, ahí se ven, todavía están las cruces.

 Por aquí los ven andar, halla van… dicen.

 ¿Ves la silla? Ahí se sentaba el personaje.

Ah, bueno, claro, no siempre es visible.

Pero, está aquí abajo, por ahí se lo pasa, a veces.

Por aquí huele a azufre.

 O sea. El camino real, ya no es tan real. Dije.

Es que en tiempos pasados el diablo estuvo allá abajo en el puente, y había hecho un compromiso con un señor y él no le cumplió. Entonces el personaje se arrechó y se subió encima de la piedra, y no dejaba pasar a nadie por aquí.

 El compromiso era que si el gallo cantaba a determinada hora de la madrugada le regalaba su alma al diablo, a cambio de un jurgo de dinero. Pero, resultó que el señor, el cacique de la zona le ganó al diablo, pues el gallo nunca canto, porque el hombre era tan avispado, que mató el gallo antes del amanecer, y el personaje no se las pilló, pero sí se arrechó con todo el mundo de esta zona.

 -No me joda, así fue la vaina.

Pero la piel se me puso de gallina, pues estaba en el puente mirando pa’bajo.

Pero la piedra está bien colocadita. Me dice el vaquiano aquel.

Bien colocadita, no se me asuste paisano.

 -Pero las dos otras piedras no lo parecen.

Hágale, porque los carros no pasan por aquí sino hasta mañana.

Por aquí pueden tomar fotos.

 Y ¿no será que se arrecha?  Pregunté.

Algo se mueve por allá, y comienza a oscurecerse y truena.

 

Mandó la mano a la cintura en buscas del machete, qué tal que la piedra nos arrolle.

 Varias veces en la madrugada por acá el compadre me contaba eso. Pero yo no le paraba bolas porque era solo por asustarme. Dice.

 -Bueno, ¿ahora sí nos vamos? Pregunté.

Debemos bajar unos 50 Metros abajo y subir por aquella peña.

 - ¿Y por ahí se puede bajar?

 Pues camine y mira, nos bajamos por ahí agarrados de los bejucos, pero esto no es apto para viejitos. No para gente mayor.

 Pero a lo mejor ustedes no pueden bajar por ahí, entonces simplemente le damos la vuelta a la montaña y bajamos por allá lejos, por donde se ve esa carretera.

 Toca por aquí por este lado, si quieren.

Por aquí es donde está lo bueno, las dos cascadas, cascadas muy bonitas.

 Pero, es que es muy feo para bajar. Repuse.

 -Por ahí se baja bien, así sea rodando.

Muy bonito y emocionante.

¿Qué tal el cajón?

- ¿Cuál, ya me quiere asustar?

¿A usted?

No creo.

Mierda, esto se pone feo. Pensé.

Que vaina. Pero, ya salió la luz.

 ¿Esa es la carretera?

Faltan como 2 km.

 

-Mi Nono Sonio contaba unas historias muy tétricas,

Llegó un tipo a administrar la posada, a los arrieros con sus bestias y mensajería.

A muchos los mataron y los botaron abajo en la falda esa.

 Trabajé como jornalero en las haciendas de esta región, dice el hombre.

Lo berraco era tratar de sacar los productos de estas tierras, con esos caminos tan destartalados, ni las mulas podían transitar.

 Entonces nos unimos unos cuantos y como pudimos tratamos de arreglar el camino, pero luego el problema era que, al subir la montaña, sobre todo al atardecer, se nos aparecía un féretro con unas velas, justo aquí al comenzar a bajar la loma, o cuando se subía hasta acá.

 ¿Dónde? Pregunté.

 Sí, sí, acá mismito. Dice.

Eso debe ser mera careta, le contesté.

-Pues no, claro que es cierto. Si yo mismo lo vi varias veces. Y me tocó salir corriendo por allá, por ese potrero.

 

Yo tenía 10 años más o menos cuando eso.

Pues mira, tú ya sabes, de ahí a esa piedra, un brinco y abajo va a templar.

 

¿Cómo se llama la quebrada?

La llaman quebrada la coca.

Pero todo por acá es pura piedra. No hay agua.

 -Y aquí baja una quebrada grandísima por debajo. Bajo este pedregal.

 Tienes que crecer mucho, porque no veo ni escucho ni pisca de agua.

 Es agua subterránea. Si escucha.

 El otro día llovió durísimo y bajó una creciente tan arrecha que le pasó por encima al puente y ni lo movió, pero partió piedras y árboles.

 Hace unos 20 años, aun pasaba harta gente por aquí, pero en estos momentos por el auge de las motos, ya nadie camina por acá.

El camino ya no tiene dolientes, ya ni el sata se pasea por aquí.

Arriba está la carretera, todos se movilizar por allá.

 Por aquí, la psicología no funciona.

  -Mire compa, acá en esta esquina se paraba un viejo a vender chucherías.

 ¿Y, qué era lo que él vendía?

 A veces vendía cadenas, anillos, y cosas que relumbraban. Para atraer a la gente.

Eso decían, que aquí se acomodaba en este lugar a vender.

 ¿Cómo se llama la cueva? 

No, no tiene nombre.

No me imagino nada de eso por aquí. Todos esos cuentos suenan increíbles.

Claro, lo entiendo, yo tampoco creía todos esos cuentos que me contaban de Bogotá, de lo peligroso de vivir allá, hasta cuando fui y casi me matan los rateros.

 Y, ¿para dónde va este camino? pregunté.

-Este camino era el camino real de la época de Bolívar, el cabrón pasó por aquí varias veces.

El camino va hasta Chiquinquirá. El propio camino real.

 

-Debemos salir de por aquí, no vaya a ser que se nos oscurezca y salgan las animas benditas.

En las noches salen por acá, eso dicen los que viven por aquí.

 

Bueno, ahora sí nos vamos.

 -Eso es lo que les digo, solo es bajar 50 metros y subir la Peña.

Y por ahí pueden bajar.

 Pues camine y miran, nos bajamos por ahí por todos esos bejucos.

Pero ustedes no me quieren hace caso.

 

No voy a fingir, tengo un problema, me están temblando las pernas. Por lo que creo que Dios quiere, que nos vayamos de por acá. Les dije.

 -Cojan por la orilla del río hasta llegar al puente para cruzar.

 Andando pues…

 

 Siempre hay una primera vez. 

 Seguramente las paredes tienen oídos, pues de lo que charlamos se entera todo el mundo.

 Sí, seguramente.

 En esta oportunidad estamos promoviendo a Guadalupe como destino turístico para un regional de caminantes.

 Y nosotros lo haremos posible, porque nosotros los caminantes tenemos sueños de victoria.

 Queremos mostrar al mundo que hay un lugar en tierra de Santander, donde existen todavía las cascadas. Y Dios pensó que los hombres podían disfrutar de ellas, de su exuberante belleza.

 Esto es vida, el mundo está en permanente movimiento, por naturaleza, para eso fuimos elegidos.

Nuestro pueblo es orgullo de los santandereanos.

 Existen historias, comenzando por los que estamos acá, que son dignas de contar.

Cuando la comunidad comienza a ver, comienza a creer, por eso nos toca empezar a caminar.

 Ya estamos empezando a mover los brazos, empecé a soñar con mostrar los caminos de Santander al mundo.

 Este pisco está loco, decían. 

 Pero, tenemos que volver a disfrutar lo nuestro.

Es un momento de conciencia ciudadana, por el campesino para que no desaparezca en el tiempo, sin raíces su realidad espiritual desapareció con los antiguos, por falta de sus testimonios.

 Guadalupe los espera, a quienes estén pensando en rescatar sus orígenes.

 Puedes sacar pecho y decir yo hice la ruta.

 Yo creo y sueño mucho en ese día, para vivir con ustedes la experiencia.

 Bienvenido al encuentro, Amigos.

 

 Todo ha marcado mi vida. La sabiduría, la cultura, la personalidad, la seguridad y confianza en uno mismo.

 Para nosotros los caminantes, los caminos nos son muy familiares.

 Y todas las regiones por donde hemos caminado tienen sus propias historias de superación, pues, quienes insisten alcanzan la victoria.

 

JoseFercho ZamPer.


lunes, 27 de mayo de 2024

Un viaje suspendido en el tiempo.

 


Mi madre me conto una historia hace ya mucho tiempo, acerca de un pueblo escondido en un valle al otro lado del río, donde su padre y su hermana se quedaron perdidos.

 Con tan solo 5 años un día cualquiera en una finca en la vereda árbol solo, por allá en los campos del Socorro, la policía detuvo a su padre como quien caza a un delincuente de alto calibre.

 Santander es tierra de escarpadas montañas, paisajes agrestes y gente rebelde, por lo que, sin más razones ni explicaciones se lo llevaron para un pueblo perdido entre las montañas, un sitio alejado e inhóspito que no aparecía ni en los mapas, a donde no se podía visitar porque ni vías de acceso tenía.

 Según relata su crónica, durante un par de años duró encerrado en ese pueblo, las condiciones de vida eran tan precarias que se dio sus mañas y se fugó de ese infierno.

 Su padre, mi abuelo, fue un soldado que peleo en la guerra de los mil días, decía mi madre que don Antonio Pérez, su padre, no le tenía miedo a nada. Pues el ruido de las balas que le zumbaban en los oídos al pasar se los había llevado. Además de tantos muertos y heridos que había visto en dicha guerra lo habían dejado pasmado.

Por tal razón, no se aguantó el encierro ni la pasividad que allí pasaba. Se fugó en la noche y agarró montaña arriba y luego abajo, por donde no había trochas ni caminos para evitar ser recapturado. Como a los 7 días se apareció por allá por el campo donde vivía su familia.

 Ya allí con su esposa e hijos les contó algo de lo sucedido, que dizque tenía lepra y que por eso lo habían capturado y llevado por allá a un sitio denominado "La Contrata" o "Valle de los Contratos" a donde las personas recogidas a la fuerza eran llevadas para sentenciarlas al olvido. Con una incipiente actividad agropecuaria y ganadera se pretendía sostener a mucha gente que ni trabajar podía, además de los escasos productos agrícolas que se cultivan, la gente vivía llena de agonía.

 Como mi abuelo era un sobreviviente de la guerra de los mil días, se refugió en el monte por mucho tiempo para evitar que lo volvieran a atrapar, y por allí pasaban seguido en su busca, pero siempre los evadía.  

Luego de un par de años lo pillaron otra vez, y de vuelta al pueblo perdido ese, se lo llevaron junto con una de sus hijas.

 Fue así como nacieron los “cazas leprosos”, quienes se dedicaban a buscar a los enfermos de lepra y llevarlos ante la policía. Cuando la fuerza pública los recibía, los mandaba hacía los leprosarios.

 Pero algo que sí se sabía era que quien entraba al leprosorio nunca más volvía a salir. La única forma de entrar o salir era a través de uno de los siete retenes militares y policiales que se habían dispuesto para este fin.

 Ranchitos de paja y algunas casitas con tejas de lata era lo que había allí, calles destapadas sin pobladores y sin nada que hacer por la vida.

 Cuenta mi madre que a sus 11 años la llevaron a visitar a su papá y a su hermana y que fueron 3 días de recorrer caminos entre el barro y el frío, que cuando llegaron casi ni los dejan entrar. Dos días después salieron de allá con miedo y sin ganas de volver.

 Eso sucedió por allá en los años 40 del siglo pasado, cuando murió don Antonio Pérez, su padre, mi abuelo. Pero su hermana se quedó allí, joven, sola y enferma. En algunas ocasiones la escuché nombrar, tal vez en alguna fecha especial.

 Recuerdo que a final de siglo fueron algunos de mis hermanos a visitarla, pues mi tía quien vivía en Bogotá era algo así como su albacea, o esos decían. Pero ella aún estaba con vida, pues uno de esos días la trajeron al Socorro, al hospital; ya muy viejita se veía.

 Y, como ahora me gusta echar pata por todos lados de nuestra bella geografía, como integrante de un grupo de caminantes fuimos invitados a caminar un par de días por esas bellas tierras de Guapota, Guadalupe y contrata.

 ¡Quien dijo miedo¡, yo no. Pues dije que sí, y a pata, desde el Socorro me fui.

  Muy a las 5 de la mañana del jueves 23 de mayo, desde mi casa salí, rumbo a Palmas y de allí derechito hasta Guapotá partí. Con el morral al hombro, mi linterna y mis botas de vaquero para el barro, bien puestas para evitar un mal paso o algo así.

  A las 9:30 a.m., arribé a Guapota, juagado de sudor hasta las botas, con hambre y un cansancio en las espaldas por el peso del morral y todo lo que para tres días traía. Luego de acomodar mis corotos en el hotel, me duche y mude mis vestiduras, y salí al cerro de Monserrate o monumento del Señor de los Milagros, para dar gracias a Dios por mi aventura y a tomar algunas fotos desde esas alturas.

 Al día siguiente viernes 24 de mayo, muy de madrugada en el parque con mis compañeros me vi, ellos llegaron desde el Socorro en bus para participar también en dicho evento, una caminata desde Guapota a Guadalupe, y al otro día hasta Contratación.

 Fue una travesía muy hermosa, por carretera y potreros y por un viejo camino que se ha empeñado en no morir, con un poco de agua y barro, hasta la cima subí.

 En Guadalupe hubo un gran recibimiento, con la banda del colegio, el alcalde y un desfile por el pueblo, muy contento me sentí.

 Después de un buen almuerzo, caminamos hasta un pozo muy sabroso, su nombre lo dice todo, "la Gloria" donde nos metimos unos cuantos, y a nadar se dijo, para disfrutar del agua tibia que por su cause fluye quebrada abajo, libre y soberana, porque Dios la hizo así.

  El sábado 25 de mayo, también madrugamos. Salimos pasadas las cinco de la mañana, rumbo a Contratación.

 Era un jurgo de gente, venidos de muchos lugares, pues el día de la virgen María Auxiliadora se celebraba allí. Con un fuerte arraigo religioso este municipio se fue levantando solo, debido a que, llegaron diferentes congregaciones católicas, como los Salesianos.

 A partir del río Suárez comienza un ascenso muy empinado hasta el cerro de María Auxiliadora, 5 kilómetros marco el podómetro o cuentapasos que en mi muñeca traía, luego descendí unos cuatro kilómetros hasta el parque del pueblo.

 Falta poco para el mediodía del sábado, son muchas las personas que caminan loma arriba con el deseo de llegar a tiempo a la misa que se hace en la cima del cerro de la inmaculada. Es el día de la virgen de “María auxiliadora” mayo 24 de 2024.

 El viento empieza a recorrer las calles del municipio, lentamente el sol se va escondiendo, el atardecer viene junto con una sensación de tranquilidad y serenidad, son pocos los ruidos que se oyen por aquí.

 Se cuenta que cerca del Río Suárez, aparece una mujer vestida de blanco, llorando desconsoladamente por la pérdida de sus hijos. Esto, porque a muchas personas les quitaron a su hijos e hijas para llevárselas de Contrata hacia otros pueblos. Y en aquellas épocas de mi abuelo, la gente no podía pasar del rio sin meterse en serios problemas.

 El cerro de María Auxiliadora vigila a la población de Contratación, y es un refugio de paz y consuelo para sus pobladores y un destino turístico digno de visitar y admirar.

 Todos los años, el 23 de mayo, suben hasta el morro muchos peregrinos a rendir tributo a la Virgen Auxiliadora. Este año la fiesta va a ser sin genial, vendrá mucha más gente que otras veces, pues la peregrinación es en sábado.

 El ascenso por el camino de la montaña se hace cada vez más empinado y serpenteante, pero de una belleza extraordinaria, está todo cubierto de niebla.

 Un hombre bastante mayor con su tono de voz de campesino santandereano nos cuenta algunas historias que nos dejan la piel de gallina. O, como dice alguien, “me ericé”.

 La torre de la iglesia, pintada ahora de azul se ve muy bella iluminada por el sol, me inspiró a tomarle fotos.

 Cuando los padres salesianos construyeron la iglesia en 1915, en la base de la torre quedó una saliente, una piedra. En el lugar se reunían los enfermos para comentar, en medio de su dolor, los sucesos que les acontecían, “esa es la piedra de los aburridos”

 En la piedra de los aburridos, se cuentan historias vividas aquí en Contratación, un pueblo que se formó con el temor de la sociedad a la enfermedad de la lepra.

 En la actualidad el puente esta sin tablas, solo queda su esqueleto. Metales oxidados y cables que los tensan resistiéndose al tiempo para no dejar que lo olviden como a muchos allí. Pues el rio Suarez embravecido debajo de el está, esperando que caiga para destrozarlo contra las piedras sin ninguna consideración como a muchos otros que a sus profundidades cayeron en medio de su dolor y sufrimiento por el olvido y abandono de un mundo cruel e ignorante, que aun no entiende que el bacilo de Hansen se puede curar.  


                                                              "El puente de los suspiros".

Al otro lado del río

se quedaron mis amores,

mi padre y mis hermanos

solo me quedan recuerdos y dolores.


 Ahora hay un puente nuevo, dejando relegado al “Puente de los Suspiros” al lado izquierdo.

 

 JoseFercho ZamPer

Caminante, poeta y soñador.

Mayo 27 de 2024

lunes, 15 de abril de 2024

El trapiche y mis recuerdos.

 Hace unos días salimos a caminar por uno de esos lugares extraviados entre olvidos y nostalgias de los que ya la mayoría no conoce o, ni se acuerda.

 Con las manos flageladas por los años de arduo trabajo, un paladar inquieto y su mirada hacia un panorama tan lejano y subestimado se encontraba don Fulgencio, frente a su viejo trapiche con caña, sin panela y sin aliento.

 ¡Se acabó el trapiche! Qué desgracia para nuestros recuerdos, dijo el hombre…

 


Cuando niños jugábamos en todos los lugares posibles del campo, pero había uno especial para nosotros, era el trapiche, por su olor a caña fermentada que nos mantenía embebidos o embriagados con su aroma.

 Para nuestras almas campesinas el trapiche era el lugar preferido para visitar, nos parecía un lugar mágico, pues nos reactivaba la vista, el olfato, el paladar, el oído; y sobre todo los recuerdos de una niñez divertida y productiva en cuanto a ideas locas.

 En sus enormes fondos bullía el guarapo, a cientos de grados Celsius, se transformaba en miel o panela, la cual nos alimentaba la vida llenándonos de energías para recomenzar las aventuras cada día.

 Cada que veo un trapiche desde la distancia puedo observar el vapor fluyendo a borbotones hacia el cielo. Junto a él se van todos los olores y sabores.

 En los trapiches se encuentran los misterios bien escondidos, pero están a la vista de los observadores. Y todos sabíamos cómo se sucedían las cosas, y cómo se conjugaban todos los elementos.

 El agua como principal elemento de la vida, la caña, elemento portador de todos los olores y sabores, las mulas de carga, quienes las transportaban desde las lejanías hasta el molino.  

 El trapiche era un lugar amplio y generoso, sin paredes ni puertas que encerraran o atraparan las ideas avanzadas de niños traviesos y soñadores de alegrías y libertades.

 Por allí entraba el sol, el aire fluía libre, entraban los obreros con sus mulas cargadas de caña, igual que entraban todos los bichos deseosos de endulzar sus vidas y su casa.

 El trapiche es un lugar fantástico para toda clase de espectáculos, vivo y lleno de colores y sabores, donde se entremezclan todos los movimientos, tales como: descargar las bestias, echar la caña al molino, recoger y amontonar el bagazo, pasar de un fondo al otro el guarapo, hacer correr el melado por los canales, batir un alfondoque o batidillo, empacar la panela en ramas de caña o en cajas. En fin, allí danzan todas las artes y los movimientos.

 Definitivamente allí los movimientos todos son arrítmicos, bruscos y llenos de inarmonía, desbordantes de soberbia, que parecen gritar: “todo esto es hechura de las manos de los valientes”.

 El ojo y sus visiones, la memoria de largo plazo que en realidad es muy corta, el camino de los arrieros que atraviesan potreros y pastizales, las barriadas que se forman por el paso de los animales.  

 Ahora, envés de molinos movidos por mulas son motores eléctricos, la caña se transporta en camiones o tractores, y los obreros se reducen a la mitad o menos.

 Pero ahora están vigentes la dura prohibición de libertad en los trapiches, y se han convertido en calurosas fatorías.

 El otro problema que juega en contra de los trapiches es el precio de la panela, que baja cuando a los grandes compradores se les antoja. Por lo que es mejor dejar perder la caña o no sembrarla.  

 Nuestros cañales se encuentran por laderas hostiles pero fértiles tanto como en los valles pródigos de nutrientes en donde depositamos nuestra fe y trabajo de cada día. Cuando nuestra labor es persistente siempre dará fruto, y esto es lo que se ve en los cañadulzales.

 Sembradíos, trapiches y comidas.

 


Mientras permanezcan los obreros frente a sus cultivos, aquellos amantes empedernidos de los frutos que la madre tierra concede a quienes las cultivan, las entrañas de la tierra nos proveerán de sus formas inimaginables de sabores y olores conocidos o irreconocibles, aun así, diferenciables unos de otros.

 Los cantos y carcajadas entre surcos sembrados de caña y otros cultivos, encontramos alardeando a campesinos y a sus fieles escuderos, sus mulas de carga y perros compañeros; trabajando y disfrutando de sus deliciosos y ancestrales alimentos. Sus inmensas arepas con yuca y carne asada en sus anheladas medias nueves o también llamado el “puntal” por acá en nuestras tierras; haciendo del trabajo campesino todo un deleite.

 Aquellas ancestrales recetas ya olvidadas o escondidas entre recuerdos de un pasado que no se olvida, han ido dejando tras bambalinas una nostalgia por la comida de la abuela y los recuerdos de la juventud en el campo y todo lo que ello significa a nuestro ser interno.

 Una felicidad extraviada por los años, disimulada con los aromas modernos, el maíz que más de uno molió en esas máquinas de dar vueltas, pero que al volver a casa de nuestros ancestros y probar la comida que la abuela o mamá hacían, nos transportan a épocas remotas donde todo sabía a gloria; porque la separación agobia.

 Y he aquí la pregunta.

¿Cómo es que después de tal grandeza de nuestra tierra, termina reducida a poco más que un recuerdo revivido en ocasiones, cuando a ella volvemos?

 Pero, como dijo el anfitrión de este bello momento. Los hijos crecieron y se fueron lejos, de esta forma nuestras manos expertas se fueron quedando solas y sin alientos. Y ellos, nuestra descendencia cruzando el camino viejo, partieron a nuevas tierras, buscando otros horizontes más de acuerdo con sus conocimientos.

 Es entonces cuando la belleza de los recuerdos surge de entre lo más profundo de las cenizas al contacto con las brasas que saltan nerviosas, cuando volvemos a tierras de nuestros ancestros, aquellas que sustentan ilusiones y alimentan a familias enteras.

 Memorias con aroma a humo

Luego de comer arepa de maíz pelao con tinto y guarapito, nos quisimos marchar de aquel lugar sin antes dar las gracias a quienes con sus manos las habían fabricao.

 Y ¿cómo le hacen ustedes, para que estas delicias me recuerden a mi abuela y a tantos familiares que en mi pasado habían quedado? Pregunté un tanto emocionado.

 Más de 50 años de experiencia quemándonos las manos, moliendo el maíz y junto con mi esposo, desde la mañana hasta el oscurecer trabajando sin dar queja, ese es el secreto de la abuela, la suya, la mía y la de todos en el campo, que le dan sabor a vida y alegría a la comida.

 El café, la arepa, los molidos, los envueltos, las hayacas y todo lo que por acá se cultiva, como la caña de azúcar, las vacas y la sandía.

 Aunque lamentamos sí, las costumbres perdidas, la falta de obreros como en aquellos tiempos memorables, damos gracias a Dios y decimos: “bendito sea el señor” que nos tiene sanos y salvos.

 Así terminamos aquel día acompañados por buenos amigos una hermosa jornada caminada bajo el inclemente sol de verano.

 Si los trapiches hablaran, cuántas historias nos contarían, pues sin boca ni pensamientos nos dejan todo a la imaginación de quienes nunca por allí vivieron.

 Si un día te sientes abrumado por tu pasado, “sal y camina hacia tus recuerdos”.

 Permite que el contacto con la naturaleza, el verdor de su grandeza, el canto de las aves, la brisa que atraviesa la copa de los árboles que hace cantar hasta el más triste de los mortales, y saca corriendo el hambre de los que están amparados por la pobreza.

 Con los cuentos de los abuelos se distiende el alma y la espalda al mismo tiempo, dejando listo el cuerpo para seguir con la labor ya sea al medio día o al caer el tiempo.

 Esta es la forma más factible de entablar vínculos con quienes se encuentran lejos, narrando y describiendo las experiencias vividas cuando salimos a recorrer el mundo, solos o acompañados con nuestros recuerdos, a lugares de este mundo donde el cielo se conecta con la tierra en cada momento. 

 


Al final del día, nuestra caminata fue algo bastante extraño, muy diferente a la de otros días. Recorrimos 9 Km en casi cinco horas, de bajada y de subida, se varó un caminante y tocó bajarlo en guando desde por allá arriba.

 Pero como diría don Fulgencio, gracias a Dios por este bendito día, porque todo salió bien, no hubo muerto ni herido, tan solo fue el cansancio de un caminante a quien sus piernas no le daban un paso más por lo duro de la travesía.

  



 JoseFercho ZamPer.

domingo, 18 de febrero de 2024

Caminar desarrolla tu inteligencia emocional.

 


Lo bueno de la inteligencia es que se puede desarrollar y aumentar, y nos ayuda a ser más exitosos, porque nos mejora las emociones y nos ayuda a trabajar de forma organizada y productiva.

La inteligencia no solo tiene que ver con el coeficiente intelectual, sino que nos conectan con distintos talentos y habilidades, tales como:

Las palabras y el lenguaje, que nos ayudan a comunicarnos mejor. 

-    La Lógica matemática, es el tipo de inteligencia que ayuda a resolver problemas, a tener un pensamiento lógico y a identificar patrones.

-    La Interpersonal e Intrapersonal, te permite resolver conflictos y ver hacia adentro, ser consciente de ti mismo, de tus emociones y motivaciones.

La Inteligencia Emocional.

Es la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás. También nos permite influir en las emociones de quienes nos rodean.

No se limita a la lógica y la racionalidad; va más allá al comprendernos a nosotros mismos y a los demás. Dado que somos una especie altamente social, esta faceta emocional es crucial para nuestra manera de socializar y nuestras estrategias de adaptación al entorno.

Es un concepto fundamental para comprender la dirección que ha tomado la psicología en las últimas décadas.

Ahora se reconoce que las emociones son intrínsecas a nuestro comportamiento y actividad mental no patológica. La IE nos ayuda a entender cómo podemos influir de manera adaptativa e inteligente tanto en nuestras propias emociones como en la interpretación de los estados emocionales de los demás.

Adaptarnos de manera inteligente a nuestras emociones y a las de los demás.

Comprender de forma clara y racional las emociones.

Conectar con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

La Inteligencia Emocional es un componente esencial para el éxito en la vida, y su estudio nos permite explorar la relación entre la inteligencia clásica y la inteligencia emocional.

 Beneficios de caminar en grupo.

 Se trata de hallar una manera sencilla y asequible de cuidar la salud del cuerpo y de la mente. Caminar ayuda a la prevención de enfermedades cardíacas y diabetes hasta la hipertensión arterial, pasando por evitar el cáncer, mejorar la inmunidad y mucho más.

Lo importante aquí, según los expertos, es crear una frecuencia de unos cinco días a la semana y atenerse a ella para obtener los beneficios de caminar.

Caminar fortalece el corazón, revitaliza la energía y mejora el estado de ánimo. Cuanto más constantes sean tus caminatas, más resultados positivos obtendrá tu cuerpo.

 En otras palabras, una excursión casual aquí y allá es mejor que nada, pero tratar tu rutina de caminar como una parte no negociable de tu día a día te aportará los mayores beneficios saludables.  

 Protege el corazón

Podrás dormir mejor

Aumenta tu inmunidad

Mejora tu estado de ánimo

 Busca a un compañero de caminatas.

 Caminar con un amigo puede ayudarte a rendir cuentas. Alguien que tenga objetivos y un horario similar a los tuyos puede hacer maravillas para motivarte a caminar los días que no te apetece.

Es más difícil saltarse un paseo cuando alguien te está esperando en la puerta para caminar contigo.

 Deja que tu mente divague.

Para mejorar tu estado de ánimo mientras caminas, escucha el canto de las aves, concéntrate en lo que te rodea, desconéctate y camina a un ritmo en el que tu cuerpo se sienta cómodo y productivo.

 Puedes utilizar la caminata como una meditación en movimiento, y cuanto más en sintonía estés con tu cuerpo y tus pensamientos, más provecho sacarás de caminar, mental y físicamente.

 Caminar, andar, marchar... Son actividades que tienen una favorable influencia sobre la salud y en la calidad de vida como una buena alimentación.

 La mayoría de los especialistas aconsejan caminar a todas las edades, pero sobre todo a partir de la edad madura, a partir de los 50 años pues, según diferentes estadísticas, la esperanza de vida de las personas que realizan este ejercicio diario será unos ocho años más de vida comparado con quienes llevan una vida sedentaria.

 Nos relaja, mejora el humor y la sensación de bienestar e induce el cansancio y el sueño reparador.

 Al ser una actividad simple y espontánea, caminar no precisa de muchos conocimientos, pero ciertas recomendaciones para hacerlo bien pueden ser útiles.

 Caminar con la cabeza erguida, mirando hacia adelante, nunca hacia abajo.

La espalda recta y relajada y los músculos abdominales ligeramente contraídos.

 Balanceo de los brazos fluido y rítmico, y movimiento correcto de ambas piernas y pies utilizando en los pasos, el talón y los dedos.

 Al ser una actividad diaria se pueden seguir ciertas rutinas como el tipo de recorrido y el momento del día en que se realiza.

 El contacto con la naturaleza nos aísla y nos relaja y es una terapia muy eficaz para tratar el estrés.

 Caminar es…

Es tener un propósito en la vida por el que desear levantarse cada día: Una fuente de inspiración y motivación para continuar vivo.

Es desconectarse y hallar momentos de relax, aminorar las prisas con las que nos movemos habitualmente, y nos ayuda en la tarea de encontrar el propio yo.

Es hallar nuevos retos que sean alcanzables que motive a las personas.  

Es olvidarse de las distracciones:

Es escoger sitios inspiradores.  

 Pregúntate.

¿Esta actividad le da un propósito y significado a mi vida?

¿Une lo que amo o quiero hacer con lo que necesito?

¿Lo que recibo como beneficio refleja el esfuerzo que hago en esta actividad?

 Cada vez es más difícil tener paz en la vida moderna, porque la ansiedad de hacerlo todo, la ambición de las ganancias desmedidas, nos llevan a un aumento de depresión, ansiedad y soledad. Todo porque, acabada una jornada laboral extenuante, los clientes urgen por respuestas igual que los jefes.

 Prácticamente, nos ahogan, no nos dejan respirar, nos aceleran, por falta de compañerismo; así es imposible hallar comunión entre familia y trabajo.

En resumen, caminar acompañado no solo es una actividad socialmente agradable, sino que también tiene beneficios significativos para nuestra salud física y mental.

 

Feliz día amigo caminante, que halle nuevas sendas para tu vida.

 

JoseFercho ZamPer