martes, 8 de febrero de 2022

Memorias de un Caminante.

 


Hoy renace el espíritu aventurero del caminante, un gran grupo se prepara para recorrer los caminos montañosos que siglos atrás recorrieron los pioneros en busca de oro y otros productos de exportación.

Los principales artífices de estas aventuras camineras son los grupos de caminantes de Colombia, cuya magia aventurera nos lleva a reunirnos cada año en algún lugar del país para un encuentro ecológico paisajístico de turismo sostenible.

Caminar o andar a pie es un don.

En el curso de mi vida he practicado el arte de caminar más que cualquier otro arte.

Al llegar al verde bosque y escuchar el canto de las aves, el sonido del viento fresco en la copa de los árboles, ya no puedo quedarme demasiado tiempo sin alegrarme.

Cara a cara conmigo mismo, me maravillo al ver la belleza y la gloria de la naturaleza, entonces me apresuro a conquistar las montañas que opacan mi alma.

Caminando cual camello, como y duermo mientras marcho.

Al vivir tanto tiempo al aire libre, el sol y el viento sin duda, han endurecido mi carácter, quizás seamos más sensibles al crecimiento espiritual y moral que al natural.

Confío en Dios que mis pensamientos sean alumbrados mucho más por las experiencias de la vida que por las meras teorías; porque cuando camino, no solo lo hago por jardines y avenidas.

Aún existen caminos que nos conducen a alguna parte, por donde alguna vez caminamos en busca de crecimiento y libertad.  

La Naturaleza a diseñado su obra a gran escala, la ha pintado de mil colores. Sus cielos son infinitamente azules y su aire más puro.

Soy amigo del bosque, de la pradera y de la noche, en busca de mi horizonte, para no ser esclavo de los hombres y ser llamado por mi nombre.

El hombre acumula una miríada de cosas, los almacena y luego, no sabe qué hacer con ellas, y se da cuenta luego que, se le ha hecho demasiado tarde para dar frutos. Pues sus vidas son como dulce brisa que sin sentirla pasa, sin sabiduría sin inteligencia.

 Los hombres que se esfuerzan se hacen grandes y sus países libres.

 La vida del hombre sobre la tierra es breve, es necesario aprender a disfrutar el tiempo, no a resistirlo.

Caminar nos da paz y mejora la autoestima, eleva la capacidad de asombro y la actitud frente a las dificultades, agudiza los sentidos y fortalece los valores y las habilidades.

 Aquellos que ya caminaron por las sendas del tigre, del león o de la liebre, por los caminos de sus ancestros, aprendieron a cuestionar e interpretar su existencia.

 Por tales sendas caminaron los indígenas, las tropas colonizadoras y los extranjeros que comerciaron con nuestras riquezas.

 Transitar los caminos empedrados que utilizaron los indígenas siglos atrás, nos transporta a un mundo de cuento, donde se hace posible conocer las tradiciones de los abuelos, gracias a los campesinos de las veredas que se han puesto en la tarea de sacarlos a luz, con herramientas como el pico y la pala, la porra y la hachuela.

 Un campesino que solo trabaja bebiendo guarapo, para poder cargar las piedras más pesadas en la obra, es igual al obrero de hoy, quien solo trabaja bajo los efectos de la bareta, o un porro.

 El camino de piedra es un sendero frecuentado por los caminantes y los turistas por que los regresa a sus antiguos lugares y a sus parientes, vivos o muertos, como una extraña presencia.

 El acceso a la naturaleza desde la ciudad en muchos casos se dificulta demasiado, los trancones, las grandes distancias, la contaminación acelerada y el stress terminan desgastando el alma humana; lo que hace que acercarse a la naturaleza sea toda una pesadilla, “el haber estado y no haber disfrutado”.

 ¿Qué sendero ofrece el paisaje más hermoso, qué panorama se contempla desde tal o cual promontorio? Intentamos ponerle lazo y bozal al espíritu aventurero, como deporte o como comercio. Para andar lo que hace falta son piernas, lo demás es superfluo, porque andar no es un deporte es libertad en pleno.

 Caminando vamos en busca de sí mismo, de reencontrarse, de liberarse de las viejas alienaciones para reconquistar el no ser nadie, pero si, un yo auténtico.

 El bosque con quien me encuentro suele enseñarme mucho más que el silencio, al renunciar a tanta información inútil; periódicos sensacionalistas, redes sociales llenas de chismes y novedades ilegitimas, de hecho, me lleva al verdadero conocimiento.

 Para mí, los caminos son ante todo una oportunidad de auto realización.

                                                                                                JoseFercho ZamPer.

 

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